Por una parte, mi campo de estudio había perdido a una prolífica escritora de libros de divulgación científica (varios de ellos en coautoría con su hijo Dorian Sagan) que al leerlos transmiten una gran pasión por el estudio de la vida en nuestro planeta.
Por otro lado, la biología perdió a una investigadora destacada que aportó una clasificación novedosa de las especies que viven en la Tierra en cinco grandes Reinos. Además, Margulis era una apasionada del estudio de los microorganismos y fue la autora de una teoría que impactó el estudio del origen de los organismos con núcleo celular (eucariontes). Según la llamada “teoría de la simbiogénesis”, los eucariontes se originaron a partir de la asociación entre dos células procariontes (sin núcleo), lo cual dio origen a varias de las estructuras que se encuentran dentro de las células con núcleo (como las mitocondrias o el núcleo mismo).
A lo largo de su trayectoria recibió varios reconocimientos y visitó un raudal de universidades alrededor del mundo. Entre muchos otros, recibió la Medalla Nacional de Ciencias en Estados Unidos, fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Valencia y era una amiga cercana del Dr. Antonio Lazcano Araujo, destacado especialista en el origen de la vida en la Tierra, quien trabaja en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
A pesar de su gran currículum, su personalidad no era opacada por sus logros. En diciembre de 2009, mientras yo realizaba un intercambio en la UNAM, Margulis visitó la Facultad de Ciencias. Unos días después de ofrecer una conferencia en el auditorio principal de dicho recinto, Antonio Lazcano la invitó a dar una charla en la clase que él dirigía. Para mí y para muchos de los que nos encontrábamos ahí fue una sorpresa y un privilegio que esta gran investigadora estuviera frente a nosotros y contestara con gran amabilidad, claridad y franqueza nuestras preguntas acerca de su exposición.
En esa ocasión, la Dra. Margulis describió con emoción, en un español coloquial y con pocos tecnicismos, algunos casos específicos en donde la simbiosis entre animales y plantas resultaba particularmente espectacular. Durante su charla se mantuvo siempre bromista y alegre, por lo que no resultan extrañas las palabras con las que Antonio Lazcano la describió en un artículo publicado esta semana: “la mezcla explosiva de su inteligencia, irreverencia científica y enorme calidez sedujo a un sinnúmero de alumnos, colegas y amigos”.
Lynn Margulis dejó una marca imborrable en la biología actual y un recuerdo grato en aquellos que alguna vez tuvimos la oportunidad de leerla o escucharla. Sirva este humilde espacio para rendir homenaje a una de las más grandes personalidades de la biología evolutiva contemporánea.
Fuentes: El Periódico, El País, El Mundo.